Detrás del blog

La necesidad de comunicar algo es el origen de toda obra. Sus autores parten de una premisa: «Tengo algo que contar». Este blog no parte de ese supuesto, sobre todo porque quien lo ha colgado en la Red es completamente ajeno al contenido del mismo. Este espacio es, más que un blog, un archivador. Una cajonera salida del Ikea tecnológico que he ensamblado con cariño para que mi hermana pueda guardar en él las delicadas prendas que ha ido tejiendo durante años. Este blog no es idea suya. Su arraigada y honesta sencillez le impiden apreciar el valor de su propio trabajo. He tenido la oportunidad de disfrutar de elogios hacia ella en infinidad de ámbitos profesionales. He escuchado a profesores, padres, alumnos, pacientes, psicólogos y pedagogos encumbrar sus lecciones, conferencias y terapias. He contemplado el trasiego de sus presentaciones de uno a otro correo electrónico, he comprobado  los cientos de entradas de Google que aparecen con su nombre, he sido público en sus ponencias y he leído algunos de sus folios -menos de los que hubiera querido-. Rita Ojeda no ha sentido la necesidad de comunicar nada, pero su hermano ha llegado a la conclusión de que tenía mucho que contar. Me siento orgulloso de mi hermana. De la mujer, de la psicóloga, de la maestra, de la madre y hasta de la esposa. A poca atención que Rita le preste a estas páginas, sus lectores comprenderán los motivos de mi orgullo.

Rita Ojeda Socorro es la autora de este blog, aunque ella -en el momento de escribir estas líneas- aún no lo sepa. Hace cosa de un año tecleé el nombre de mi hermana en Google y aparecieron cientos de entradas. Había asistido meses antes a una de sus ponencias -más por curiosidad que por afinidad – y me vi absorto al final de la misma en un fascinante debate sobre el papel de la familia en la Educación de los jóvenes. Los asistentes aguardaron con inusitado interés a que concluyera la presentación de mi hermana en el auditorio Alfredo Kraus, en Las Palmas de Gran Canaria. Al finalizar el congreso, Rita recibió la enhorabuena unánime de educadores, psicólogos, pedagogos, padres, juristas y compañeros. Le he insistido durante semanas en la necesidad de compartir online su experiencia, su trabajo y sus métodos… Siempre sonríe amablemente a mi propuesta y me convoca “para cuando me  jubile y tenga tiempo”. Me he anticipado a ese momento con la convicción de que el trabajo de Rita merece el esfuerzo de una recopilación y un lugar adecuado donde albergarlo y compartirlo con educadores y compañeros. Lo he hecho, también, porque no se me ocurría otra forma más inmediata de agradecer, aunque muy modestamente, la generosidad de una de esas escasas personas que “siempre está ahí”, no importa lo que ocurra.


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